¿Huelga de controladores? Sigues teniendo derechos

El derecho de huelga es un derecho básico de los trabajadores recogido en la Constitución Española, pero muchas veces ese derecho choca con otro, el de los clientes o consumidores que han contratado servicios que no llegan a realizarse por culpa de dicha huelga.

El conflicto de este verano con los controladores aéreos ha tenido mucho de esta tensión entre dos derechos. Mientras los controladores ejercían su potestad de no trabajar y exigir unas mejores condiciones laborales, millones de pasajeros han sufrido los retrasos, cancelaciones y desaires de las compañías aéreas.

El negocio aéreo es un escenario especialmente dado a vulnerar los derechos de los pasajeros. Tanto el lugar, el aeropuerto, un espacio enorme con seguridad a cada metro y con difícil localización de las oficinas de las compañías aéreas, como el negocio en sí mismo, en su mayor parte gestionado a través de Internet, propician el abuso por parte de las compañías y la confusión entre la clientela.

Pero aunque la gran mayoría de pasajeros no sepan cómo actuar ante estas circunstancias y duden de la responsabilidad que tiene la aerolínea, la OCU recuerda que los pasajeros, como clientes que han pagado por un servicio, tienen siempre derechos por los que deben reclamar.

Las compañías aéreas deben avisar a sus usuarios de la cancelación de los vuelos con la máxima antelación posible, así como informar de otras rutas alternativas al destino en cuestión, aunque sean servicios de otra compañía. Además, deben proporcionarles atención adecuada y unos servicios básicos: comida, bebidas, servicios de comunicaciones…

Como la  huelga está considerada causa de fuerza mayor, la aerolínea no estará obligada a indemnizar al pasajero como hace en casos ordinarios de cancelación o retraso, pero sí tiene obligación de reembolsar el dinero del billete si el cliente decide definitivamente no viajar. En todo caso, la compañía deberá cubrir todos los gastos de manutención y alojamiento a los pasajeros que se reubiquen en un nuevo vuelo.

Una vez pasado el mal trago del viaje –se llegue a realizar o no-, los usuarios tienen a su servicio las opciones legales habituales, como poner la perceptiva reclamación en la compañía aérea, o interponer demanda por la vía judicial, que suele ser comunitaria para agilizar los trámites. También se puede presentar una denuncia ante la Agencia estatal de Seguridad Aérea (AESA).

En tu próximo viaje, podrás volver a toparte con una jugarreta de una compañía aérea, pero tendrás armas para defenderte y defender tus derechos, siempre legítimos.