2030, la energía eólica gana terreno

A pesar del bombo y platillo que les precede, las energías renovables son todavía unas desconocidas. Pocos son los que se aventuran a instalar los aparatos de producción necesarios para aprovisionar sus casas de energía no contaminante, pero tampoco hay muchas empresas energéticas que se decanten por este tipo de energía.

Aún así, el informe “Perspectivas globales de la energía eólica 2010”, publicado por el Consejo Mundial de la Energía Eólica y Greenpeace Internacional, asegura que la energía que emana del viento, algo de lo que en España vamos sobrados, podría generar el 12% de la demanda eléctrica mundial para el año 2020, y en el 2030 llegar hasta el 22%.

Según dicho estudio, la energía eólica podría adquirir en los próximos años una gran importancia dentro del sector energético, y se prevé que para el año 2020 los aerogeneradores instalados en todo el mundo generen 1.000 GW de potencia, lo que supondría evitar la emanación de 1.500 millones de toneladas de CO2.

Estos 1.500 millones de toneladas supondrían entre un 50 y 75% de las reducciones de emisiones acumuladas que se comprometieron a alcanzar los países industrializados para 2020. De seguir el mismo ritmo, en 2030 la cifra de CO2 ahorrada ascendería a 34.000 millones de toneladas.

A pesar de que las cifras son contundentes, los dirigentes aún no han apostado por las alternativas. España se estaba convirtiendo en uno de los líderes europeos en energía eólica, pero, según Greenpeace, el Gobierno  ha dado marcha atrás en el último año, relegando la posición boyante de la eólica en favor del gas natural.

Aún nos queda mucho por aprender de estos tipos de energía, pero seguro que en un futuro, no se sabe cuánto de lejano, se convertirán en una de las fuentes energéticas primordiales, sino la única y principal.