Hoyuelos, la última moda en cirugía
La cirugía estética, muy útil y eficaz usada con cabeza y moderación, se ve influenciada la mayoría de las veces por modas pasajeras. Hay épocas en las que se lleva el pecho más grande o más pequeño, a nariz chata o respingona o los pómulos de un personaje público determinado. Y la última moda en los quirófanos es operarse la cara para conseguir esos graciosos hoyuelos que se marcan al sonreír.
Sí, resulta difícil de creer, pero la Dimpleplasty, así es como se llama dicha operación, se está convirtiendo en todo un hit en las consultas de los especialistas de cirugía estética de países como EEUU o Reino Unido, pero ya hay algunos cirujanos que se han negado a realizarla por los posibles riesgos estéticos para el paciente.
La operación, en principio, es simple: se realizan dos pequeñas incisiones a cada lado de la cara para que se produzca una depresión debajo del moflete y se consiga el efecto deseado, un gracioso hoyuelo. Pero no todo es tan bonito como parece, porque las cicatrices son permanentes, y el anhelado hoyuelo no resulta del todo natural, ya que se mantiene constante y no sólo cuando la persona sonríe.
La Dimpleplasty no supone ningún riesgo grave para la salud del paciente, pero con el tiempo la operación puede acabar en desastre y en una nueva intervención para corregir los efectos de la anterior. Con el paso de los años y la pérdida de elasticidad de la piel, la presencia del hoyuelo se irá convirtiendo en un pliegue cada vez mayor y más marcado, y no quedará nada del “simpático gesto” que veíamos al principio.
Este tipo de operaciones, marcadas por un deseo de imitación o una moda pasajera, siempre acarrean problemas antes o después. Mejor reservar la cirugía estética para problemas en los que es realmente necesaria y dejar las pequeñas imperfecciones como están. Aceptarse a uno mismo siempre es más sano, mentalmente hablando, y más barato.
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